Declaración de la UIT-CI
Ningún apoyo a los militares! Solo los trabajadores y el pueblo en el poder serán solución!
La caÃda del presidente Mursi, en Egipto, fue el resultado de una inmensa movilización revolucionaria del pueblo trabajador, los jóvenes y mujeres concentrados por varios dÃas en la Plaza Tahrir. Las Fuerzas Armadas dieron un golpe para destituir a Mursi e instalar un nuevo gobierno de “transición” obligados por las circunstancias y para evitar que el proceso revolucionario los pasase por arriba a ellos también, que venÃan respaldando al gobierno de Mursi.
El pueblo egipcio volvió a salir a la calle y copó nuevamente la Plaza Tahir, exigiendo que se vaya Mursi, porque este gobierno del partido islámico de la Hermandad Musulmana (HH) rompió con las expectativas que el pueblo egipcio le abrió un año atrás. La revolución del 2011, se hizo para exigir libertades democráticas pero también para reclamar mejores salarios, más trabajo y que se terminara con la explotación de las multinacionales y de los grupos empresarios ligados a los militares. Estas expectativas fueron defraudadas por el gobierno de Mursi, apoyado por las Fuerzas Armadas, que siguió gobernando para las multinacionales, los grandes empresarios y banqueros, pactando con Obama, y avalando el poderÃo empresario y corrupto de los militares. El presidente Mursi, surgido de una poderosa revolución democrática, editó decretos que le otorgaban superpoderes como presidente. Mientras tanto, el paÃs se sumergÃa en una grave crisis socioeconómica, con una inflación de 8%, un desempleo que ronda los 15% y una economÃa semiparalizada, donde el turismo, una de las principales fuentes de divisas cayó un 30 %, lo que fue haciendo crecer la insatisfacción y la protesta social.
Por eso las masas salieron a las calles bajo las consignas “Fuera Mursi” y “por una segunda revolución”. Se calcula que la movilización en la Plaza Tahrir llegó ser más amplia que las del triunfo de la revolución de principios del 2011 que terminó con la dictadura de Mubarak. También entonces los militares, que habÃan sido el sostén del viejo régimen, cedieron ante la fuerza de la revolución popular y dejaron caer al dictador.
Otra vez los protagonistas centrales del cambio son las masas movilizadas y no los militares, que en la nueva etapa, eran el sostén del gobierno de Mursi y la Hermandad Musulmana, que acaba de caer.
Rechazamos el golpe militar! Ninguna confianza en los militares ni en el gobierno de “transición”!
El golpe militar es un reacomodamiento de los FFAA ante el temor a la revolución y a las masas. No salieron a reprimir al pueblo por el miedo a un desborde que los derrote a ellos. Quieren asi evitar una mayor desestabilización y que se siga desarrollando la revolución y que pierdan el control. Es una maniobra de los de arriba para tratar de desviar y derrotar la revolución usando la reacción democrática combinando las elecciones con nuevas medidas autoritarias y represivas. Su propósito fundamental no es atender las reivindicaciones de las masas sino perpetuarse en el poder mediante gobiernos sumisos, desde donde proteger sus intereses económicos (controlan el 40% del PBI) en alianzas con multinacionales y sectores del imperialismo, mientras el pueblo trabajador se hunde en la miseria y el desempleo. Además las FFAA egipcias tienen pactos con los EE.UU de los que reciben sumas millonarias para su armamento y equipamiento.
Por todo esto repudiamos el golpe militar y su plan de transición polÃtica avalado por las máximas autoridades religiosas y los principales dirigentes de la oposición polÃtica pro yanqui como el Premio Nobel de la Paz, Mohamed Baradei.
Comprendemos las expresiones de júbilo de las masas en Plaza Tahrir, por el triunfo de la caÃda de Mursi, pero no compartimos las expresiones de apoyo o de confianza en los militares y la policÃa que son fuerzas represivas y defensoras del sistema de explotación y de saqueo de las multinacionales y los demás explotadores de Egipto.
Solo el pueblo, sus trabajadores, mujeres y la juventud revolucionaria movilizados y en el poder, puede lograr los cambios de fondo que han estado planteados desde la revolución que se inició en 2011.
La movilización revolucionaria debe continuar
La caÃda de Mursi muestra que la revolución árabe sigue vigente y que no lo han logrado detener ni en Egipto, ni en toda Ãfrica del Norte y el Medio Oriente. Parte de ese proceso ha sido la rebelión popular de TurquÃa contra el gobierno de Erdogan y la continuidad de la resistencia contra el dictador de Siria.
Ni este gobierno de “transición” militar-civil ni ninguno que esté compuesto por las fuerzas militares y polÃticas pro empresarios y proyanquis darán salida a los objetivos democráticos y sociales de las masas. La movilización de la clase trabajadora y el pueblo egipcio y sus organizaciones deber continuar porque son la única garantÃa de cambio. Solo un gobierno de los trabajadores y sus organizaciones populares, sindicatos y juveniles, podrá una salida definitiva a los problemas del pueblo.
El problema central de la revolución egipcia es la falta de una dirección socialista revolucionaria con peso de masas. Justamente ese vacÃo es cubierto circunstancialmente por los militares y por formaciones o lÃderes polÃticos patronales como antes la Hermandad Musulmana (HH) y ahora el premio Nobel de la Paz Baradei. Las masas están haciendo la experiencia con los gobiernos surgidos de la revolución, encabezados por fuerzas polÃticas patronales islámicas como la HH y otras. Se necesita que al calor de las movilizaciones y las huelgas, se vayan consolidando organismos de masas alternativos, como los sindicatos independientes o las organizaciones juveniles que encabezan las convocatorias a la Plaza Tahrir, para que se planteen ser un poder obrero y popular alternativo.
En ese camino, y sin dar apoyo al gobierno cÃvico-militar, hay que seguir impulsando la movilización obrera y popular por un plan económico que de las soluciones que el pueblo reclama, por la expropiación de las multinacionales, de las empresas de los militares y de los grandes grupos económicos nacionales, por la nacionalización de la banca, por el no pago de la deuda externa para, con esos fondos, otorgar un aumento de salarios inmediato, dar pleno empleo y mejor educación y salud para todos. Por la vigencia plena de los libertades democráticas, no a las limitaciones y planes autoritarios de los militares y sus pactos por arriba, no a la Comisión de Notables para hacer una Constitución, por la libre elección de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que discuta todo y que paÃs quiere el pueblo movilizado.
Viva la movilización revolucionaria de la Plaza Tahrir!!
Ninguna confianza en los militares ni en Baradei!
Seguir la lucha hasta lograr un poder de los trabajadores y el pueblo!
Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
4 de Julio de 2013