Bajo la presión de la lucha de clases y las interpelaciones de sectores sindicales de base que participaban en la movilización de los chalecos amarillos, la burocracia sindical de la CGT, tras más de seis semanas de movilización, se vio obligada a llamar a una huelga intersectorial nacional el 5 de febrero. Inmediatamente los chalecos amarillos y sus principales dirigentes, en particular Eric Drouet y François Boulo, llamaron a unirse al paro y a la huelga general indefinida, ya que desde su inicio la principal exigencia de este histórico movimiento de masas es Macron dimisión!†También FO, FSU Solidaire apoyan la huelga y manifestaciones en todo el paÃs.
Los chalecos amarillos, reflejan una rebelión popular contra la polÃtica de Macron y de los ajustes contra las clases populares, es un movimiento heterogéneo e interclasista. Ante el Ãmpetu que tomaba el movimiento, el Gobierno tuvo que retroceder en el impuesto sobre el combustible, pero el movimiento era más profundo y cuestionaba su polÃtica económica, al servicio de las grandes finanzas y que empobrece al trabajador y la pequeña burguesÃa de la ciudad y del campo.
El gobierno ha tratado de aislar y criminalizar el levantamiento popular, pero sin conseguirlo. La represión policial ha sido brutal, ha causado 10 muertos, más de 2000 heridos, un centenar muy graves, miles de personas detenidas. Macron quiere imponer un recorte de libertades democráticas y ataca por ley el derecho de manifestación. En la XII jornada/semana de lucha, el pasado 2 de febrero, decenas de miles volvieron a salir a las calles para denunciar la represión del gobierno y en homenaje a los heridos.
Visto su impotencia para contener la situación, el gobierno llamó a un “Gran debate ciudadano†como medio para desactivar el potencial reivindicativo en la calle, pero el rechazo a participar ha sido categórico, y es el gobierno el que aparece cada vez más aislado y cuestionado, la exigencia de Macron dimisión ha ganado un lugar central en las manifestaciones.
Grupos fascistas se han infiltrado en las manifestaciones, en algunos casos como servicio de orden, tratando de instrumentalizar la rebelión popular y la indignación. En una de las marchas atacaron gravemente la columna del partido de izquierda NPA y en otras se enfrentaron a quienes reclamaban una polÃtica solidaria con los y las inmigrantes. En varias manifestaciones fueron expulsados.
La confluencia con los sindicatos obreros, primero en algunas manifestaciones, ahora en la huelga general del 5 de febrero, supone un salto cualitativo en la lucha por derrotar el gobierno Macron e imponer las medidas de urgencia reclamadas. Este es el camino hacia un gobierno obrero y popular que rompa con el capitalismo y se ponga al servicio de los y las trabajadoras y la juventud.
Desde la UIT-CI apoyamos la huelga general del 5 de febrero y llamamos a tomar iniciativas de solidaridad internacional ante embajadas y consulados en apoyo a la lucha obrera y popular en Francia.
Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
4 de febrero de 2019